A todos nos ha pasado
alguna vez de sentirnos lejos de quienes tenemos más cerca. Podemos estar a
metros de distancia física, pero nuestros corazones estar lejos. Este artículo
te ayudará a acercarte a quienes amas.
Hay momentos en nuestra vida
en que nos sentimos solos. ¿Te ha pasado que a pesar de estar acompañado te
sientes lejos de tu familia? ¿Has sentido que en las reuniones no te conectas
ni te comunicas, que la relación con alguno de los miembros de tu entorno se ha
erosionado?
En ocasiones los demás nos
hieren y nosotros esperamos que ellos cambien, que reconozcan su error. Como el
diálogo resulta difícil, la distancia se va acrecentando. Pero si nos ponemos
la mano en el corazón, comprenderemos que hay asuntos que pueden ser perdonados
para simplemente seguir adelante.
Por otra parte, es posible
que, aunque no hayas tenido ningún conflicto concreto con alguien de tu
familia, sientas que has perdido esa conexión. Esto puede deberse a que no has
estado pasando tiempo con ellos debido a las exigencias del diario vivir. Es
posible revertir la situación y reconectarte con tu familia. Si sigues estos
consejos, verás que no es tan difícil:
Ama:
Amar significa aceptar al
otro. Comprende que los demás tienen sus dificultades, defectos, limitaciones.
El lazo que te une a ellos es verdadero, pero debes luchar para que ese amor no
se desgaste. La aceptación es un valor esencial para que el amor sea la fuerza
que esté siempre presente en tu familia.
Sé capaz de pedir perdón y de
perdonar:
¿Cuántas veces nos dejamos
llevar por rencores, resentimientos? Erradicarlos de tu vida es difícil, pero
no imposible. La otra persona tiene derecho a equivocarse, es humano. En la
medida en que nos perdonemos los unos a los otros podremos fortalecer nuestros
lazos familiares e impedir que nuestro corazón se endurezca.
Ponte en el lugar de los
demás:
Este punto está muy ligado al
perdón, ya que cuando nos ponemos en el lugar del otro y lo comprendemos,
podemos verdaderamente perdonarlo. Evitarás muchas discusiones si logras
cumplir con esto. Incluso al ver a otros enojarse podrás controlar el enojo
propio pasándolo por el filtro de la comprensión.
Intenta acercarte tú en vez de
esperar que ellos lo hagan o que se den las circunstancias perfectas:
Acercarnos en un conflicto no
significa olvidar las diferencias sino hacerlas a un lado. Si nuestro objetivo
es afianzar el amor, es importante dejar a un lado el orgullo que no nos
permite acercarnos. Recuerda que la verdadera fortaleza no radica en ganar las
discusiones, sino en demostrar que ponemos al amor por encima del egoísmo de
querer tener siempre la razón.
Busca hacer actividades
diferentes a las que hacen siempre cuando se reúnen:
Cambiar de rutina ayuda mucho.
Sacúdete el polvo de la costumbre y busca nuevas alternativas para poner color
a tu vida en familia.
Siempre míralos a los ojos. El
contacto visual con los demás nos ayuda a reconocerlos como iguales:
Por algo se dice que los ojos
son el espejo del alma. Si hablamos sin mirar a los ojos será más fácil decir
cosas que lastimen porque parece que nos olvidamos de con quién estamos
hablando.
El contacto físico. Es
primordial para estar mejor con tus seres queridos:
A cada tipo de relación habrá
un contacto diferente, pero ya sean tus hijos, pareja o padres, una muestra de
afecto, un abrazo, un beso, ayudará a volver a sentir ese cariño por los demás
y a fortalecer los lazos.
Si te sientes desconectado de
tus seres queridos, puede ser que estés fallando en alguno de estos puntos. Y
recuerda que darse cuenta de los conflictos es maravilloso, es el primer paso
para poder cambiar. Por otra parte, si logras hablar desde el amor, desde el
corazón, con honestidad, verás resultados asombrosos. Tu relación con los demás
mejorará radicalmente y si no lo logras, al menos tendrás la conciencia
tranquila de haber puesto lo mejor de ti.
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