Consejos
para dejar de complicarse la vida
“Tres son los grandes problemas del hombre: la
naturaleza de complicar todo innecesariamente, creando nuevos problemas, el
absurdo afán de asumir problemas ajenos, y la estupidez de evitar los problemas reales”
Nos complicamos la vida innecesariamente.
¿Por qué buscamos problemas donde realmente no los
hay? ¿Por qué
además cargamos muchas veces con los problemas de los demás? y encima, ¿por qué
cuando realmente aparece un problema nos asustamos e intentamos evitarlo?
Las personas somos complicadas, y unas más que otras.
Dentro de cada uno de nosotros llevamos una mochila en
la que pesan los recuerdos, las experiencias, la educación que hemos recibido…
y muchas veces a la larga, nos perjudican y nos crean prejuicios y problemas,
donde realmente no los hay.
Pero además, lo más curioso de todo es que cuando
llega un problema de verdad, tendemos a evitarlo, huimos de él, sentimos miedo.
“No hago más que darle vueltas a lo mismo…”,
“¿Qué pensarán los demás cuando vean
que no he querido…?”, “Me siento solo, me siento tan solo y no hago más que
pensar esto una y otra vez”, “Tengo que mantener la línea, ¡no me voy a comer
este trozo de pastel de chocolate!”.
¿No te sientes identificado con algunas de estas
frases? Pues estas y otras muchas inundan nuestra cabeza sin darnos
cuenta.
Poco a poco los pensamientos no nos dejan vivir,
están dando vueltas y más vueltas en nuestra cabeza, martilleando…
Empezamos a entrar en una espiral en la que vivimos más para nuestra mente, que
para nuestra vida real.
Pero todo puede cambiar si queremos… Pues podemos
entrenar poco a poco nuestra mente, igual que entrenamos nuestros músculos.
¡Ya es hora de dejar de complicarnos la vida por tonterías!
¿Quieres dejar de complicarte la vida? Pues si te lo
propones, poco a poco puedes cambiar. Eso sí, todo requiere un esfuerzo.
Aquí te dejamos unos consejos para ello:
1. Dale la importancia justa a las
cosas
Preocúpate cuando realmente sea necesario.
Deja de darle importancia a cosas que realmente no la
tienen como ¡ya he perdido el autobús!, y la frase que siempre añadimos detrás
¡Qué mala suerte tengo!
No te preocupes más de lo necesario; más que nada porque los problemas
y las dificultades no suelen solucionarse porque pensemos más en ellos…
2. Perdónate y perdona a los demás
Muchas veces nos sentimos culpables de alguna cosa que
hemos podido hacer mal con alguien y no dejamos de fustigarnos por ello o por
el contrario, no perdonamos el fallo que han podido cometer los demás.
No perdonar nos estanca y no nos permite avanzar, pero
perdonar nos libera.
Perdona, perdónate y pasa página.
3. Desconecta de las preocupaciones
Empieza ya a aprender que cuando acaba el trabajo,
acaba.
Si vuelves después de visitar a un enfermo, si un
amigo te ha estado contando un problema etc. cuando vuelvas a casa no sigas
“rumiando” en lo mismo.
Necesitas relajar tu mente y liberarla del estrés y las
preocupaciones diarias.
4. Aclara tus diferencias con los
demás
Si tienes problemas con alguien, si has tenido un
malentendido y no dejas de darle vueltas a la cabeza, lo mejor es que hables
con esa persona.
Aclara tus diferencias, te habrás quitado un peso de
encima. También es
importante que aceptes a los demás tal y como son y que elijas
como amigos las personas que te hacen sentir bien.
Recuerda que no somos nadie para imponer nuestra
visión a los demás y mucho menos para exigirles que sean de una determinada
manera.
5. Adopta frases de cabecera
Empieza a pensar frases del tipo “la caridad bien
entendida empieza por uno mismo”, “no puedo estar siempre preocupado por cosas
que no merecen la pena”, “la vida son dos días y yo los paso pensando, no puedo
seguir así”.
Busca las que más se encuentren en sintonía contigo y repítelas en tu interior con
frecuencia.
6. Reconoce tus errores sin
martirizarte y ríete.
Todos nos equivocamos, ¡no pasa nada!, tú también.
Aprende de tus errores y continúa el camino.
Cada fallo puede ser un aprendizaje.
Y cada crisis una oportunidad.
Recuerda que la vida es un juego y así hay que
tomarla. Unas veces se gana y otras se pierde. Pero tan divertido es
ganar como muchas otras veces perder… a veces incluso, aprendemos y nos
fortalecemos más.
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