A una
consulta de Psicología a menudo llegan personas que dicen odiar o sentir rencor
hacia su ex pareja, el hijo o el padre que le abandonó, los políticos, los
curas, los extranjeros… En fin, la lista de personas que se pueden odiar es
prácticamente infinita.
Muchas veces
estas personas tienen una razón de base, de una u otra forma, se han sentido
abandonados o engañados y esto ha despertado ese sentimiento negativo tan
fuerte. Lo curioso es que todos ellos piensan que al odiar, le están haciendo
daño al otro. No se dan cuenta de que se están haciendo daño a sí mismos.
El rencor y
el odio son dos sentimientos muy profundos que se arraigan y terminan
desequilibrando nuestra mente y cuerpo. Porque cualquier sentimiento negativo
que experimentemos, sobre todo si está presente durante años, termina
pasándonos la cuenta y volviéndose contra nosotros.
El odio y el
rencor, a la larga, es un profundo resentimiento y se basan en la necesidad de
decir algo que jamás se ha podido expresar (o al menos no con la intensidad que
la persona desearía). La persona, de cierta forma, se siente defraudada y
comienza a generar dentro de su mente una serie de ideas negativas contra ese
enemigo. Con el paso del tiempo, estas ideas aumentan su intensidad y pueden
provocar numerosos problemas, desde la ansiedad hasta enfermedades
psicosomáticas (de hecho, incluso hay escuelas de pensamiento que afirman que
el odio profundo es una de las causas del cáncer, pero esto aún no se ha
demostrado científicamente).
De una forma
u otra, lo cierto es que ir por la vida cargado de odio y rencor es como tener
que llevar siempre un pesado fardo a nuestra espalda que no nos deja ser del
todo felices. Entonces, además de albergar sentimientos negativos, te estás
negando la oportunidad de ser feliz. En resumen, lo veas por donde lo veas,
estos sentimientos no generan nada positivo. Por eso lo mejor es trabajar para
canalizarlos y eliminarlos de una vez y por todas.
¿Cómo eliminar el odio y el rencor?
1. Habla con
la persona que te ha ofendido y cuéntale cómo te has sentido. En el caso de que no puedas
hacerlo, puedes utilizar la técnica de la silla vacía. En práctica, te colocas
delante de una silla e imaginas que allí se encuentra esa persona. Dile todo lo
que piensas. Te aseguro que se trata de una técnica con un elevadísimo poder
catártico, te sentirás muchísimo mejor cuando termines.
2. Acepta la
imperfección. Tanto las
personas como las organizaciones son imperfectas y no siempre pueden satisfacer
todas tus necesidades y expectativas. Es importante aprender a vivir con eso.
3. No te
conviertas en juez. Detrás del
odio y el rencor casi siempre se esconde un juicio y la sensación de que eres
mejor que la otra persona (la que cometió el error). En realidad, todos somos
diferentes. Aprender a juzgarnos solo a nosotros y no ir por la vida vistiendo
la toga del juez no solo te ayudará a eliminar estos sentimientos negativos
sino que te hará mucho más feliz.
4. Acepta
que todo cambia. El mundo
está en continua transformación y las personas con él. Quizás no te has dado
cuenta de que esa persona ha cambiado, solo porque estás demasiado imbuido en
la imagen que te has construido de él y que ya no se corresponde con la
realidad.
5. Aprende a
dejar ir. En la vida
nos pueden pasar muchas cosas que consideramos injustas. A veces, lo mires por
donde lo mires, es difícil encontrarle el lado positivo. En esos casos, lo mejor
es dejar ir el rencor y el odio.
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