Evolución de la literatura científica
Entre finales del siglo XIV y principios del XV, se
observó la evolución de la literatura científica, desde la herboristería (en
cuanto a la simple descripción de los efectos de las plantas medicinales),
hacia la construcción de las bases de un sistema botánico científico. De esta
forma, en 1530 Otto Brunfels publicó su obra herbarium Vivae Icones, que
ilustran magníficamente plantas de la región de Estrasburgo. A su vez, el
médico alemán Leonard Fuchs (1501-66), que fue profesor de medicina en Tubinga,
publicó Stirpium Hitoria (1542), ilustrando los nombres griegos por
orden alfabético; el género Fuchsia se ha denominado así en su honor.
En 1539 Hieronymus Bock (Tragus), describe en su obra New
Kreutterbuch plantas herbáceas, arbustos y árboles clasificados de acuerdo
con sus similitudes anatómicas. En 1583, el médico y botánico italiano Andrea
Cesalpino (1519-1603), profesor de la Universidad de Pisa, publicó la gran obra
De plantis libri XVI, donde se describe una clasificación de las
plantas, e incluso su multiplicación y nutrición.
La revolución de Paracelso en las ciencias de curar
En el siglo
XVI se aumentó el arsenal de medicamentos, oriundos la mayor parte de los
reinos vegetal y animal, con muchas drogas procedentes del reino mineral, entre
ellas las derivadas del mercurio, antimonio, arsénico, zinc, cobre, potasa,
sosa y hierro, merced a la revolución operada por Paracelso en las ciencias de
curar.
Paracelso (Paracelsus, 1493-1541), médico y
alquimista holandés cuyo verdadero nombre era Philipp Theophrast von Hohenheim,
fue el primero en valorar los nuevos descubrimientos, su personalidad y su obra
superaron con mucho los límites de la Edad Media. Estudió en diversas
universidades italianas y sirvió como médico militar en Venecia. Viajó luego
por Europa y Oriente Medio, instalándose finalmente en Estrasburgo.
Paracelso se demostró como un adelantado a su tiempo; se le considera un precursor de la farmacología
El éxito del
tratamiento por él administrado a J. Froben, editor y humanista de Basilea
amigo de Erasmo, le valió ser nombrado médico municipal y profesor de medicina
de dicha ciudad. Tuvo de la medicina una concepción química y biológica muy
anticipada; por los remedios que introdujo se le considera un precursor de la
farmacología. Describe los efectos de estos remedios en su Paramirum. La
medicina de entonces aún seguía bajo la influencia de la teoría de los humores
de Hipócrates, de la alquimia, e incluso del charlatanismo.
Paracelso defendió una postura contraria a todo este
influjo, redescubriendo la medicina popular con buen sentido. Sus fórmulas
médicas eran eficaces por muy sencillas que fueren. Se interesó en dar
prioridad a la medicina por medio de plantas, y por los efectos curativos de
las aguas minerales.
Paracelso
fue el primero en introducir la química en la terapéutica, mediante el empleo
de numerosos compuestos. Fue un reformador de la medicina, gran conocedor de
las plantas medicinales. Se puede considerar que fue fundador de la
quimioterapia. Durante su estancia en Estrasburgo concluyó su Herbario
(Herbarius o Krauterbuch), una de sus obras más importantes, aunque también cabe
destacar Gran cirugía, que ejerció considerable influencia; también
fueron numerosas las ediciones del Archidoxis, manual de química
paracélsica, que vieron la luz en las décadas que siguieron a su muerte.
Los padres de la farmacognosia
El mérito en el conocimiento de las drogas vegetales
se debe a los padres de la farmacognosia. Valerius Cordus, de Erfurt
(1515-1544) escribió varios tratados de herboristería donde se describen nuevas
drogas americanas; Nicolás Monardes, de Sevilla (1493-1578), en su obra Schoenocaulon,
describe también especies de ultramar; el célebre botánico francés Charles de
l'Ecluse, también confeccionó formularios y artículos donde se describen
efectos sobre determinados remedios. En esta época se publica en Florencia la
primera farmacopea oficial: Antidotarium Florentinum, consistente en una
lista de remedios y preparados medicinales.
El herbario de Mattioli
El más famoso de todos los herbarios es el que
escribió el italiano Pierre André Mattioli (1501-1577) en 1544, consistente en
una colección de todos los conocimientos del siglo XVI sobre plantas
medicinales locales y foráneas; constituye una especie de transición entre las
recopilaciones de Dioscórides y los tratados científicos sobre botánica. En 20
años se vendieron 32.000 ejemplares de su obra, convirtiéndolo en un verdadero
"best-seller" del siglo XVI. Su éxito lo prueba las numerosas
ediciones en Alemania, Italia y Bohemia.
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