ཨོཾ་མ་ཎི་པ་དྨེ་ཧཱུྃ།

martes, 9 de diciembre de 2014

Herboristería y farmacología - 1ª parte






La ciencia de elegir los materiales primarios respectivos y preparar con ellos los medicamentos, se remonta a la época romana. El proceso de la obtención de los mismos era bastante complicado, interviniendo varios grupos de profesionales. Los herbarii se dedicaban a la recolección de los materiales medicamentosos del reino vegetal; los splasiarii vendían las drogas para los medicamentos, pintura, perfumería y tintorería; los farmacotribes quebrantaban y mezclaban las drogas entre sí, pero no las aplicaban; los almacenes de medicamentos, considerados éstos desde la general acepción de remedios y venenos (medicamentun), se denominaban Apotheca.


Los fharmacopolas vendían medicamentos que no habían preparado, dividiéndose en dos grupos según ejercieran su industria en forma ambulante (circulatores) o en puestos fijos (selludarii); los farmacopeus eran los vendedores de venenos, y los farmaceutce, los médicos que trataban las enfermedades por el uso de medicamentos, ejerciendo la llamada medicina medicamentosa. Todos estos vocablos se derivan a su vez etimológicamente de la voz griega Medicamento, y después por corrupción y adaptación consiguiente han dado lugar al nombre genérico de Farmacia.

La Farmacia ha sufrido un larguísimo ciclo evolutivo antes de formar una ciencia autónoma y completamente desligada de las profesiones, técnicas unas y empíricas las restantes, con las cuales formaba un conjunto más o menos armónico. Tiene poca importancia el hecho de que formara parte de la medicina en los tiempos remotos, si a tal circunstancia se hubiera de dar capital valor; ninguna ciencia vio la primera luz aisladamente con propia personalidad y particulares características. Ambas se consideraban en los antiquísimos Imperios como artes sagradas y estaban bajo el secreto de hieráticas instituciones.

Los papiros hieráticos

Las materias médicas de la antigua civilización egipcia y su experiencia en las ciencias de curar, nos han sido dadas a conocer gracias a los papiros hieráticos. El más valioso de ellos es el de Smith (primera mitad del siglo XVII a.C.), copia de otro más antiguo (2980-2700 a.C.), denominado papiro quirúrgico Edwin Smith.


Papiro de Edwin Smith

Por su parte, en el papiro de Ebers, que se remonta a más de 1500 años a.C., existen multitud de fórmulas que le dan aspecto de ser una codificación de las mismas, o sea una recopilación de documentos desaparecidos de fechas mucho más anteriores. En ellas se encuentran mencionados simples vegetales como el cólquico, la escila, la genciana y productos de naturaleza inorgánica como las sales de plomo y de cobre. Entre las formas farmacéuticas figuran cataplasmas, con harinas de dátiles, de trigo, salvado, etc.; ungüentos con grasas que hoy parecerían extravagantes, de león, hipopótamo, serpiente, cocodrilo, y ciertos preparados como los aceites de opio y de castor. Para los embalsamamientos se mencionan el cloruro y el carbonato sódico. Otros textos hieráticos, también próximos en el tiempo al de Smith, son el papiro ginecológico de Kahun y Gurob. Existen otros escritos o recetarios, pero que simplemente constituyen colecciones de recetas que los alumnos copiaban en las escuelas de medicina.

Las mágicas recetas egipcias

La magia no estaba ausente en muchas de las recetas egipcias. Se recurría a unas 400 materias primas que probablemente formaban parte de la farmacopea egipcia. Un grupo estaba formado por sustancias de origen animal: carne, leche, sangre, huevos, orina, excrementos...; otro grupo por sustancias de origen vegetal, árboles y plantas: granado, olivo, palmera, cedro, higuera, ajo, cebolla, eneldo, cilantro, loto, ricino, adormidera..., de las cuales se utilizaban hojas, flores, raíces, frutos, resinas, aceites, madera, jugos, cenizas, humo...; el tercer grupo lo formaban los minerales: plomo, alabastro, antimonio, arenisca, sal, arcilla, etc.

Las referencias de Homero al arte con que los egipcios componían drogas, inducen a relacionar Química con Chemi (tierra negra), nombre antiquísimo del Egipto, donde la ciencia era designada con la denominación de arte negro. En las regiones sumerias y orientales, las ciencias químicas naturales habían alcanzado en remotísimos tiempos un grado de adelanto no sospechado hasta épocas relativamente recientes. Los asirios, según Jastrow, conocieron más de 100 drogas que dividieron en dos grandes grupos de orgánicas e inorgánicas, atendiendo a su procedencia. A. Boissien cita otra lista, existente en el Museo Británico, en la cual aparecen bastantes formas farmacéuticas, preparadas muchas de ellas con el vino de dátiles.

El formulario terapéutico mesopotámico

El formulario terapéutico mesopotámico, nos es conocido gracias a las tablillas en escritura cunciforme con listas de drogas cuidadosamente redactadas en tiempos de los sumerios. La medicina babilónica empleaba sustancias principalmente de origen vegetal. El rey de Babilonia Mardukapalidine II (772-710 a.C.) mandó construir un jardín donde se cultivaban 64 especies de plantas medicinales, entre las que había algunas drogas de especial eficacia como el beleño, eléboro, mandrágora, cáñamo, adormidera, etc.

El formulario mesopotámico, según R.C. Thopson, reunía 250 plantas, 120 sustancias minerales y 180 remedios de origen animal (algunos de ellos todavía sin identificar). Muchos de estos productos también conocidos en Egipto, fueron más tarde recuperados, especialmente por los árabes.


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