Evitar exponernos al sol durante las horas en que la intensidad de la
radiación es mayor; esto es entre las 10 y las 14 horas.
Exponernos de forma progresiva. Evitar pasar muchas horas al sol los
primeros días.
Mantener fuera de la luz directa a los niños y bebés. Si van a jugar
durante bastantes horas al aire libre, protegerlos con las cremas adecuadas.
Además de las cremas, son recomendables la utilización del gorro y la
camiseta como protección.
Los ojos también han de protegerse: Conviene gastar un poco más, si es
necesario, en unas gafas de calidad que protejan el 100% de la radiación UV.
No olvidarnos de proteger los labios con un protector con un factor alto
(por encima de 30).
Intentar utilizar protectores solares resistentes al agua; y no sólo cuando
realice actividades acuáticas; también cuando haga ejercicio que le vaya a
hacer sudar.
La hidratación antes, durante y después del ejercicio es fundamental. Y
más, en los meses calurosos. Para ello, beber frecuentemente resulta
imprescindible. Y aconsejable puede ser aplicarnos una crema hidratante post exposición
al sol.
Durante el embarazo es conveniente evitar la exposición solar intensa.
Evitar el uso de colonias o perfumes, así como la manipulación de plantas u
otros productos que puedan ser fotosensibilizantes al exponerse al sol. Ciertos
medicamentos también pueden estar incluidos en este grupo. Consulte a su médico
o farmacéutico antes de exponerse al sol.
Ante cualquier cambio súbito en alguna de las lesiones cutáneas al
exponerlas al sol, no dude en acudir a su centro de salud. Cualquier cambio en
el color, el tamaño o la forma de una mancha ha de ponernos sobre aviso.
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