ཨོཾ་མ་ཎི་པ་དྨེ་ཧཱུྃ།

lunes, 23 de septiembre de 2019

Sabores saludables


“Soy lo que como” …para la Medicina Tradicional Tibetana, esta expresión es una realidad que nos sirve de guía si queremos vivir en un estado saludable.

En la concepción tibetana de la formación del universo se dice que todo lo que existe está compuesto por los cinco elementos. De la misma forma, los alimentos que forman nuestra dieta diaria presentan también una combinación de esos cinco elementos.
Es importante conocer el tipo de alimento que uno ingiere, con el fin de asegurar que se mantiene el equilibrio interno y fomenta su salud.

Los cinco elementos se combinan dos a dos para dar lugar a los seis sabores que presentan los alimentos. Y, por tanto, son los que definen las cualidades y propiedades de la comida.

Recordemos que esos cinco elementos son el espacio, el aire, el fuego, el agua y la tierra. Cada uno de ellos posee una característica fundamental que traslada al alimento, y forma parte, por tanto, de la esencia de su sabor. Al ingerir un alimento determinado estamos fomentando la actividad de los mismos elementos que lo componen en los elementos internos de nuestro organismo.

El espacio está presente en todo, y permite que todo exista. El aire permite el crecimiento, el desarrollo y el movimiento. El fuego aporta el calor, la maduración, el metabolismo y la digestión. El agua aporta la humedad y la fluidez. Y la tierra, la solidez y la estabilidad.

¿Cómo se reflejan estas propiedades en nuestro cuerpo? La tierra está presente en los huesos, músculos y todos los órganos del cuerpo; el agua en la sangre y líquidos corporales, el fuego en el metabolismo, el aire en el sistema nervioso y en la capacidad de crecimiento y movimiento, y el espacio en los intersticios y cavidades internas.

Los sabores de la comida se localizan y perciben en distintas partes de nuestra lengua. Cada sabor tiene una función constructiva y otra destructiva en relación con las tres energías, y por tanto, con las enfermedades. Todos los sabores son importantes y deben estar presentes de forma equilibrada en la dieta. El consumo excesivo de un sabor provoca un efecto negativo en nuestra salud.
¿Cuáles son los seis sabores?

Dulce: formado por los elementos tierra y agua. Se caracteriza por generar deseo y la necesidad de ingerir más. Es el sabor que nos da vitalidad, energía y fuerza. Sin embargo, no es adecuado para enfermedades de tipo frío e incrementa la flema y la grasa en el cuerpo.

Ácido: formado por los elementos fuego y tierra. es un sabor punzante que hace que duelan los dientes, se contorsione la cara y se genere salivación.  Mejora el apetito y el calor corporal. No es adecuado en enfermedades de tipo caliente y, por su relación con tierra, va mal para el sistema linfático.

Salado: formado por los elementos agua y tierra. Es un sabor que hace que la lengua queme y genera salivación. Este sabor aporta satisfacción cuando comemos y relaja las tensiones del cuerpo. No es apropiado si se retienen líquidos o se tiene problemas de piel.

Amargo: formado por los elementos agua y aire. Es un sabor que limpia los olores en la boca, y previene el hipo. Es muy adecuado en problemas de tipo caliente, y especialmente migrañas. No es adecuado cuando se tiene una baja temperatura corporal, pues enfría el cuerpo.

Picante: formado por los elementos fuego y aire. Es un sabor que hace que la boca y la lengua quemen, y provoca lágrimas en los ojos. Mejora el metabolismo de la digestión, y limpia de toxinas. Su exceso provoca problemas en el sistema digestivo y no debe tomarse ante problemas de piel.

Astringente: formado por los elementos aire y tierra. Es un sabor que se adhiere al paladar, es áspero y no deja un sabor especial. Ayuda en la eliminación de la fiebre y el pus. No es adecuado en caso de nerviosismo o ansiedad.
Para una correcta alimentación es necesario adaptar la dieta a la constitución predominante en la persona. Es también necesario seguir unas reglas básicas: no comer en exceso para evitar el cansancio físico, no llenar la totalidad del estómago para permitir la digestión y no hacer ayuno si no se tiene un conocimiento preciso, porque fomenta el incremento de problemas de viento.

La clave de la salud está en una dieta equilibrada en la que se combinan adecuadamente los seis sabores.

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