Por
la Vida.
El
budismo afirma que las personas son inseparables de la naturaleza. Que todos
somos un solo ente, grande y poderoso, y que por eso debemos extender el
respeto más allá de las personas y de nosotros mismos.
Siendo
famosa por su atención al mindfulness
y a la acción individual, la filosofía budista nos lleva a pensar que la
solución a grandes crisis globales (como el cambio climático) empieza dentro de
cada uno de nosotros.
Para
transformar el mundo, debemos empezar transformándonos a nosotros mismos.
Si
bien la pregunta que se suele hacer en las prácticas budistas es “cómo debo
vivir en este mundo”, también podemos preguntarnos “cómo puede el planeta
sobrevivir a la avaricia de diez billones de personas”.
Es
aquí donde el budismo se presenta como una alternativa y opción para emprender
acción medioambiental. Y es que, en nuestra obsesión por tener más y más
cosas, los humanos parecemos haber adoptado una actitud agresiva hacia la
naturaleza y sus recursos.
Esto
ha resultado, como podemos observar, en una grave deterioración del planeta:
los recursos se agotan, los espacios se contaminan y las especies se extinguen.
Son
muchos los budistas que afirman que la polución que vemos en el medio ambiente
tiene origen en la polución que sufrimos por dentro, como personas. ¡Muy al
estilo del Retrato de Dorian Gray, vamos! Por lo que si queremos proteger el
planeta, tendríamos que adoptar un estilo de vida que empezara respetando
nuestro propio bienestar –algo que eventualmente se extendería al bienestar
del propio planeta.
Con
la filosofía que se difunde en el budismo, basada en el respeto, la apreciación
de la naturaleza, la confianza, la simplicidad, la humildad y el cuidado de
todo aquello que nos rodea, podemos adoptar esa tan-necesaria nueva mentalidad
que puede salvar aún nuestro planeta.
Ya
decía el Dalai Lama:
“Debemos
desarrollar una sensación de responsabilidad universal –no solo en el sentido
geográfico, sino también respecto a distintas causas que confrontan nuestro
planeta. La responsabilidad no solo recae en los líderes de nuestros países o
en aquellos que han sido elegidos para un trabajo en particular”.
La
responsabilidad cae en todos. Igual que el poder de cambio.
Muchas
personas no budistas también creen que el egoísmo de nuestra sociedad es la que
nos ha llevado a la actual crisis ecológica.
Sea
como sea, siendo conscientes del daño que la humanidad ha creado en el planeta
(con nuestra dieta, nuestras prendas, nuestro consumo, nuestros malos
hábitos…), podemos empezar el viaje a la curación.
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