El
Vaticano ha publicado una carta abierta en la que pide a católicos y budistas
trabajar juntos para fomentar “una cultura de paz y no violencia”.
La
carta, publicada por el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso,
lleva por título “Cristianos y budistas: Caminando juntos por el camino de la
no violencia” y está firmada por sus dos máximos responsables, el cardenal Jean
Louis Tauran y el obispo Miguel Ángel Ayuso.
“Jesucristo
y el Buda fueron promotores de la no violencia y hombres de paz. A pesar de
estas nobles enseñanzas, muchas de nuestras sociedades lidian con el impacto de
pasadas y presentes heridas, causadas por la violencia y los conflictos”.
La
carta cita el Dhammapada, explicando cómo el Buda animó a sus discípulos a
“superar al enfadado con ausencia de enfado; superar al enloquecido con bondad;
superar al miserable con generosidad; superar al mentiroso con verdad”, y
finaliza dando un repaso a las muchas áreas en las que budistas y católicos
pueden trabajar juntos para promover la no-violencia:
“Aunque
reconocemos que ambas religiones son únicas, algo a lo que debemos nuestro
compromiso, estamos de acuerdo en que la violencia surge del corazón humano, y
que los demonios personales dan lugar a demonios estructurales. Por tanto,
ambos estamos llamados a practicar un proyecto en común: Estudiar las
causas de la violencia, enseñar a nuestros respectivos seguidores a combatir el
mal que surge en sus propios corazones; a liberar del mal tanto a víctimas como
a perpetradores de la violencia; a arrojar luz sobre ese mal y retar a quienes
fomentan la violencia; a transformar los corazones y las mentes de todos,
especialmente de los niños, para amar y vivir en paz con todos y con
el entorno;
A
enseñar que no hay paz sin justicia, ni auténtica justicia sin perdón; a
invitar a todos a trabajar juntos en prevenir conflictos y reconstruir las
sociedades rotas; a rogar a los medios de comunicación a evitar y combatir el
lenguaje del odio, así como las informaciones sesgadas y provocadoras; a
promover reformas educativas que prevengan la distorsión y la malinterpretación
de la historia y de las escrituras; y a rezar por la paz en el mundo al tiempo
que recorremos juntos el camino de la no violencia”.
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