ཨོཾ་མ་ཎི་པ་དྨེ་ཧཱུྃ།

miércoles, 3 de mayo de 2017

La toma de refugio



Cuando uno comprende el valor incalculable que tienen el Buda, el Dharma (la enseñanza), y la Sangha (la comunidad budista), tal vez uno se dé cuenta de que, en realidad, no hay nada más que nos permita alcanzar la extinción absoluta de todos los sufrimientos, ni nos proporciona una felicidad auténtica y definitiva. Por eso, los budistas nos referimos a Buda, Dharma y Sangha como las “Tres Joyas”.

Podemos observar las cualidades fundamentales de cada uno:
-Aunque sea de Perogrullo, sin Buda no existiría el budismo. No sólo demostró que su enseñanza es válida porque él mismo en persona alcanzó el Nirvana: Además, decidió compartir su sabiduría para que todos los seres pudieran beneficiarse y acabar también con sus sufrimientos.

-El Dharma es lo único que puede conducirnos a esa liberación definitiva. Por ejemplo, en el momento de la muerte nuestros amigos, nuestra belleza, nuestro dinero o nuestro talento no servirán absolutamente de nada, mientras que el Dharma siempre estará ahí explicando cómo mantenernos serenos, más contentos, humildes, pacientes, etc. evitando crear más karma negativo que a su vez supondría más sufrimiento en el futuro.

-Si el Buda se hubiera quedado callado en contemplación, o si hubiese explicado su doctrina a una piedra, no habría sido muy útil. Para exponer el Dharma era necesario una Sangha, es decir una serie de personas que le escucharan y lo pusieran en práctica ellos mismos también, además de transmitirlo de forma correcta a otros cuando el Buda ya no estuviera. De no ser por todos los discípulos del Buda, todos los maestros que han protegido y transmitido el Dharma durante todos estos siglos y todos los compañeros budistas que nos acompañan y ayudan, sería imposible que nosotros pudiéramos beneficiarnos de ello.

Varias personas esperando para tomar refugio con un lama.
Cuando uno observa esto, lo comprende y reconoce las Tres Joyas como único y verdadero refugio posible, tomando la decisión de ser budista, entonces se dice que uno “toma refugio” en las Tres Joyas.

Cuando uno tiene la posibilidad de acudir a un centro budista donde cuentan con la presencia de un lama, se puede solicitar hacer la toma de refugio con él mediante una ceremonia formal. Puede ser muy inspirador y generar entusiasmo, y los maestros siempre se alegrarán de que alguien quiera tomar refugio, pero la ceremonia como tal no es algo realmente necesario.

Primero y más importante, porque el refugio que realmente cuenta es algo interno, personal, honesto para con uno mismo. Segundo, porque mucha gente no tiene la posibilidad de contar con la presencia de un lama y ello no debería ser impedimento para considerarse budistas si así lo desean. Y tercero, porque la oración misma de toma de refugio es algo muy cotidiano y según se vaya estableciendo una rutina de prácticas, oraciones, etc. pronto perderás la cuenta de cuántas veces has tomado refugio.

Si la primera vez que tomas refugio lo haces formalmente con un lama, a partir de ese momento se convierte en tu “gurú raíz”, tu maestro principal, independientemente de que luego puedas tener relación con otros de forma más cotidiana. Por supuesto, si pasan los años, has perdido todo contacto con ese maestro, apenas has vuelto a saber de él porque viva muy lejos y no sea un lama conocido del que no sea frecuente recibir enseñanzas, viaje poco, no publica libros, no tiene ninguna organización, etc. aunque sigas teniendo un gran respeto por él, es perfectamente legítimo que consideres como gurú raíz a otro lama que sí sea influyente para ti.

En resumen: Si tienes contacto con un maestro cualificado y quieres solicitarle tomar refugio, eso es estupendo. Si no tienes esa posibilidad, lo importante es que reconozcas de forma profunda y honesta el valor de Buda, Dharma y Sangha. Ese es el auténtico refugio.

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