ཨོཾ་མ་ཎི་པ་དྨེ་ཧཱུྃ།

miércoles, 11 de marzo de 2015

Música y emociones


 Música y emociones

Según Real Academia Española “la música es el arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, de suerte que produzcan deleite, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegre, ya tristemente.” Así, el canto, el sonido de una guitarra o un violín, de una orquesta de música o un grupo de rock… todo es música.
Desde la antigüedad la música se ha considerado como un arte. Es un código, un lenguaje universal, que está presente en todas las culturas de la historia de la humanidad. Curiosamente, los signos jeroglíficos que representaban la palabra “música” eran idénticos a aquellos que representaban los estados de “alegría” y “bienestar”. Y en China, los dos ideogramas que la representan, significan “disfrutar del sonido”. Por lo tanto, hay una gran coincidencia en relación a los significados sobre lo que es la música, que ha perdurado a lo largo del tiempo, donde predominan las sensaciones agradables y placenteras que produce.

La Musicoterapia

Posiblemente, los orígenes de la utilización terapéutica de los sonidos y la música se remonten al principio de la humanidad. Ya Platón citaba que “la música era para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo”, reconociendo que ésta poseía determinadas cualidades o propiedades que incidían en nuestras dimensiones emocional y/o espiritual.

La American Music Therapy Association (AMTA) define la musicoterapia como “una profesión, en el campo de la salud, que utiliza la música y actividades musicales para tratar las necesidades físicas, psicológicas y sociales de personas de todas las edades. La  Musicoterapia mejora la calidad de vida de las personas sanas y cubre las necesidades de niños y adultos con discapacidades y enfermedades. Sus intervenciones pueden diseñarse para mejorar el bienestar, controlar el estrés, disminuir el dolor, expresar sentimientos, potenciar la memoria, mejorar la comunicación y facilitar la rehabilitación física”

Así, si consideramos a la enfermedad como una ruptura, desequilibrio o una falta de comunicación, podemos pensar que la música puede ayudar a tender los puentes necesarios para que esa comunicación que se encuentra bloqueada, fluya; contribuyendo al restablecimiento o mejora de la salud.

En la actualidad, la musicoterapia se aplica a un amplio campo en relación a diversos trastornos, dirigida a personas de todas las edades. Son frecuentes las aplicaciones en la educación (Autismos, hiperactividad, síndrome de Down…), salud mental (depresión, ansiedad, estrés…), medicina (oncología, dolor, personas en la UCI…) y geriatría (demencias…)
Gracias a la capacidad de la música de actuar a todos los niveles, con la musicoterapia se pueden conseguir algunos objetivos como:
-Mejora el nivel de afectividad y conducta.
-Desarrollar la comunicación y medios de expresión.
-Liberar energía reprimida.
-Desarrollar la sensibilización afectiva-emocional.
-Dotar a las personas de vivencias musicales enriquecedoras que ayuden a motivarse.
-Reforzar la autoestima y personalidad.
-Rehabilitar, socializar y educar.

¿Afecta la música a nivel emocional?

¿Quién no ha experimentado en alguna ocasión cierta emoción mientras escuchaba música? El sonido y la música nos producen emociones, y éstas, modifican nuestra fisiología, nuestras hormonas, alteran nuestro ritmo cardíaco y pulsaciones. Existen multitud de momentos en los que utilizamos la música, ya sea de forma consciente e inconsciente.
La música se empleaba en la antigüedad para animar a guerreros y cazadores. Incluso, en el cine se utiliza como medio para multiplicar los efectos de determinadas escenas, convirtiéndose en un código indispensable para la caracterización emocional del guion y las situaciones (Leonard Norman Cohen).
Nuestro estado de ánimo, muchas veces se ve reflejado por el tipo de música que escuchamos o entonamos. Una canción triste puede inducirnos a un estado melancólico, mientras que una canción alegre puede excitarnos y proporcionarnos unos minutos de felicidad. Al igual que una música suave y armónica nos acompaña en nuestros momentos de relajación y estudio o una música rítmica nos estimula mientras hacemos ejercicio.
También la música tiene efecto en muchos de nuestros recuerdos importantes. ¿Quién no ha asociado alguna vez determinada situación con un tema musical?

Las áreas cerebrales que se activan con las emociones y la música son prácticamente las mismas. Cuando el cerebro percibe las ondas sonoras, se producen ciertas reacciones psicofisiológicas.
Así, respondemos con emociones y éstas provocan alteraciones fisiológicas como el aumento de la segregación de neurotransmisores y otras hormonas, que actúan sobre el sistema nervioso central.
La música puede modificar nuestros ritmos fisiológicos, alterar nuestro estado emocional y ser capaz de cambiar nuestra actitud mental, aportando paz y armonía a nuestro espíritu. La música ejerce una poderosa influencia sobre el ser humano a todos los niveles.

“El arte de la música es el que más cercano se halla de las lágrimas y los recuerdos” (Oscar Wilde)

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