Cuando empieza a descender la temperatura y sumado al
cambio horario que acorta los días, vamos tomando conciencia que ha llegado el
fin del verano. El otoño es una estación de tránsito en la que nuestro
organismo debe ir realizando adaptaciones de diferente tipo.
No es raro que al regresar a la rutina, se sienta
cansancio, desgana y síntomas similares a los de un resfriado. Al cuerpo y a la
mente les cuesta asumir la vuelta, pero también influye en el estado
de ánimo y de salud la cercanía del cambio de estación. Llega el otoño, las
lluvias son más frecuentes, bajan las temperaturas y las horas de sol
disminuyen. Al mismo tiempo, el retorno a las obligaciones conlleva un mayor
desgaste físico y mental.
El descenso de la temperatura requiere mayor consumo
de energía para
mantener nuestro centro cerebral de regulación térmica.
Además, ese mayor gasto energético es uno de los
factores que influyen en el descenso de nuestra capacidad de defensa frente a
los gérmenes. Y como
también el tiempo húmedo y templado es propicio para el desarrollo de muchos
virus y bacterias, aumenta el peligro de infecciones, especialmente del aparato
respiratorio.
Si los días grises y fríos nos ponen melancólicos,
debemos prepararnos de la mejor forma
para enfrentarlos.
La mejor manera de prepararnos para los problemas
otoñales (para fortalecer nuestro sistema inmune, resistir a catarros y gripes
y mantener nuestra alegría en sus máximos niveles) es mantener unos hábitos
saludables.
¿Cómo hacerlo?
1. Come Sano. Ante los cambios de estación es muy importante
cuidar lo que comemos para fortalecer nuestro sistema inmunológico y potenciar
así las defensas del organismo. Una alimentación sana y equilibrada, basada en
productos ricos en vitaminas y minerales, es fundamental para tener una buena
salud y prevenir las gripes y catarros que suelen hacer su aparición con los
primeros fríos del otoño. Una dieta
equilibrada es siempre necesaria, pero ahora, si cabe, más.
Además, es preciso aumentar el consumo de lácteos, ya
que la menor presencia del sol en nuestras vidas puede suponer un bajón de
vitamina D (ya que participa
en la absorción del calcio).
Yogures, quesos frescos y todo tipo de derivados
lácteos (semi o desnatados) son un buen complemento a nuestra dieta.
¿Por qué no aprovechar este momento para regresar a
los patrones de la dieta
mediterránea? Los expertos en nutrición aseguran que constituye un factor de
protección para nuestro cuerpo gracias a su riqueza en nutrientes, vitaminas,
sustancias antioxidantes y los beneficios saludables del aceite de oliva que
riega tantos y tantos platos de nuestra gastronomía tradicional.
Comienza el día con un desayuno completo que te aporte
la energía necesaria para afrontar la jornada lleno de vitalidad. Frente a las
comidas ligeras que nos ayudaban a combatir el calor del verano, con la llegada
del otoño el organismo requiere de un mayor aporte de calorías. Septiembre es
tiempo de legumbres (es el momento de ir incluyendo en nuestra dieta los platos
de cuchara: cazuelas, sopas, legumbres) patatas, setas y frutos secos, sin
olvidarnos de la fruta (la naturaleza nos ofrece las de color amarillo-naranja,
es la época de los cítricos) y verdura fresca, del pescado y de la carne magra.
Las verduras y frutas: naranjas, mandarinas y los
kiwis son las mejores fuentes de vitamina C. Es también una buena costumbre
tomar infusiones después de las comidas, nos ayuda a hacer una digestión que va
a ser más pesada con los cambios de alimentación otoñal.
2. Haz ejercicio físico. El sedentarismo es uno de los
principales males que aquejan a las sociedades modernas. Llevar una vida activa,
en la que la práctica regular de ejercicio físico juegue un papel protagonista,
ayuda a prevenir la obesidad y las enfermedades derivadas del exceso de peso
(diabetes, hipertensión, problemas cardiovasculares, etc.). Además, las
personas que hacen deporte de forma habitual suelen tener hábitos de vida más
saludables.
Los expertos aconsejan la práctica de ejercicios de
tipo aeróbico, (natación, montar en bicicleta, andar o correr). Es esencial que
elijas actividades con las que disfrutes. Unir placer y salud es la manera más
efectiva de convertir la práctica de ejercicio físico en un hábito diario.
Pasear por los parques, ir andando al trabajo
o utilizar las escaleras
en lugar del ascensor también son formas de hacer ejercicio. En otoño, los
árboles mudan sus hojas y la naturaleza nos regala un precioso espectáculo de
vivos colores. Aprovecha y disfruta de actividades al aire libre en compañía de
los tuyos.
Los hábitos de actividad física es muy importante
mantenerlos y cuando la temperatura no lo permita es conveniente buscar alguna
actividad (gimnasio, cursos del ayuntamiento, asociaciones etc…) cerca de
nuestra casa o de nuestro trabajo que nos permita mantener una actividad física
moderada.
De todos modos la práctica deportiva debe ser
individualizada y estar adaptada a la edad y condiciones
físicas del practicante.
3. Descansa. Es normal que te sientas más cansado que de
habitual. Para no acentuar esta sensación, trata de dormir tus ocho horas
diarias.
Respeta los patrones de sueño y mantén un horario fijo
para acostarte y para levantarte. La siesta para los adultos es recomendable,
pero siempre corta. No más de veinte o treinta minutos.
4. Abandona el tabaco. Este es un buen momento para dejar
de fumar, ya que el tabaco, además de debilitar el sistema inmunitario, afecta
a las vías respiratorias, haciendo que las mucosas de la nariz, los bronquios y
los pulmones sean más vulnerables a las infecciones.
En España, alrededor de un 30% de la población adulta
consume tabaco de forma habitual. Todos sabemos que el tabaquismo es uno de los
principales factores de riesgo para padecer enfermedades cardiovasculares y
distintos tipos de cáncer.
Dejar el tabaco sólo acarrea ventajas y no sólo mejora
tu salud, también la de quienes te rodean. Dejar de fumar es un gran logro
personal. Te sentirás satisfecho contigo mismo y ganarás en libertad al no
depender de este nefasto vicio.
La nueva Ley del Tabaco que entrará en funcionamiento
en enero del dos mil once está constituyendo un estímulo para el abandono. Cada
vez hay más gente que consigue dejar el tabaco. ¿Por qué no vas a ser tú uno de
ellos? Si necesitas ayuda, acude a tu Centro de Salud y tu médico de familia
y/o enfermera te ofertarán apoyo y seguimiento profesional.
5. Adiós al estrés. Hay quien apunta al estrés como el principal enemigo
del hombre moderno. En una sociedad caracterizada por las prisas y las
responsabilidades familiares y laborales, tan importante es cuidar nuestro
cuerpo como nuestra mente. El estrés, fruto de una situación de tensión
crónica, disminuye nuestro rendimiento y calidad de vida. Por eso es necesario
que cada persona encuentre el momento y las técnicas necesarias para combatir
los agobios provocados por nuestra actividad diaria.
Al finalizar tu jornada laboral, dedica un rato de tu
tiempo a pensar sobre las situaciones que te generan estrés a lo largo del día.
Relativiza las cosas e intenta ver siempre el lado positivo. Algunas formas
eficaces de decir adiós al estrés consisten en practicar Técnicas de
relajación. Existen muchas (en las consultas de enfermería de los centros
de salud te pueden aconsejar). Disciplinas orientales: yoga, tai-chi. El
programa de actividades preventivas de los médicos de familia (PAPPS)
recomienda como actividad preventiva en los mayores la práctica de Tai Chi
grupal o individual.
Ejercicio físico: nos ayuda a disipar las preocupaciones y mejora
nuestro estado anímico, ya que su práctica libera en nuestro cerebro sustancias
como las endorfinas, que alivian el dolor y producen euforia, aumentando la
sensación de bienestar.
En resumen, que tras el relax veraniego, el otoño es
el momento perfecto para abandonar viejos vicios y adoptar unos hábitos de vida
saludables que nos ayudarán a sentirnos mejor y a convertir esta época del año
en el inicio de una vida más sana.
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