El origen de los apellidos se atribuye al
momento que hubo necesidad de llevar un registro escrito sobre todas las personas.
Se cree que este registro se extendió en la Edad Media.
Se considera que el inicio de los apellidos fueron
extensiones, apodos del nombre de pila para diferenciar personas con nombres
iguales pero de distintas familias. Estos apodos para diferenciarse estaban
relacionados con varios aspectos relacionados con el padre o con el miembro más
conocido del grupo familiar. Aspectos como podían ser simplemente el nombre de
esta persona, su oficio, su origen de residencia o incluso algún aspecto
característico del físico o de una historia o anécdota vivida. Ejemplo de los
apellidos relacionados con el nombre de la persona, son los apellidos acabados
en "ez", que significa "propiedad de". Así podías ser Juan
hijo de Fernando y se registrado con Juan Fernández, como ser Juan nieto de
Martín, y llamarte Juan Martínez.
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