Cuando nuestros deseos o
intereses no corresponden a la realidad externa, es normal que nos sintamos
fuera de lugar. A continuación, presentamos cómo combatirlo.
Es común sentirse fuera de
lugar en algún momento de la vida. En estas situaciones percibimos que nuestro
tiempo y nuestras energías se nos van en asuntos que no están en sintonía.
En especial porque los deseos,
los gustos y las inclinaciones propias entran en conflicto con las
circunstancias externas (cultura, trabajo, relaciones, escuela). Experimentamos
incomodidad, frustración, preocupación y ansiedad.
Por otro lado, para compensar
el malestar experimentado nos preguntamos qué hubiese pasado si tal o cual cosa
fuesen distintas. Nos imaginamos otros escenarios más acordes a nuestra forma
de ser.
Pero a pesar de que sea un
fenómeno bastante común el sentirse fuera de lugar, es ideal saber afrontarlo.
Es por ello que te presentamos algunos consejos que te ayudarán a superarlo.
¿Por qué algunas veces nos
sentimos fuera de lugar?
Sentirse fuera de lugar puede
ser provocado por una variedad de circunstancias. No obstante, todas comparten la
misma esencia: disparidad entre las inclinaciones o preferencias personales y
el contexto externo.
Los escenarios más comunes
suelen ser los siguientes:
ü Al ser
víctima de acoso escolar o bullying en la infancia o adolescencia.
ü Cuando
intentamos ocultar un aspecto distintivo de nosotros mismos porque el grupo
social o cultural lo rechaza.
ü Tener
un trabajo estable, pero que nos provoca insatisfacción.
ü Cuando
migramos a otro país y tenemos que empezar desde cero.
ü Estar
en relaciones poco saludables, pero siguiendo en ellas por dependencia o miedo
a estar solos.
¿Cómo podemos afrontar el
sentirnos fuera de lugar?
Algunas estrategias pueden ser
de ayuda para afrontar esta circunstancia. Hay unas que requieren mayor
elaboración interna y otras son mecanismos para reducir la frustración. Veamos
en detalle.
1. Reconoce y acepta tus
sentimientos
Reconocer que nos estamos sintiendo fuera de lugar puede ser difícil y toma tiempo. Es común que tengamos resistencias internas, las que nos impulsan a quedarnos estáticos. Pues, en cierta forma, es más fácil y cómodo tolerar el malestar.
Por lo tanto, advertir que nos
sentimos desalineados es el primer paso para tomar las acciones necesarias. Se
requiere de valentía y honestidad para aceptar que estamos donde no queremos
estar.
2. Identifica las causas
Una vez que aceptes cómo te
sientes, busca los motivos. ¿Estás rodeado de personas tóxicas? ¿El trabajo, la
escuela o tus relaciones no te llenan? ¿Estás siendo demasiado exigente contigo
mismo? Lo ideal es que identifiques la raíz de tu insatisfacción.
Para ello, puedes empezar a
anotar en un diario íntimo aspectos importantes de tu cotidianeidad. Por
ejemplo, inicias con frases como “me siento inseguro cuando…” o “la última vez
que me sentí seguro fue…”.
Se ha comprobado que el diario
es una herramienta efectiva para combatir el estrés y ansiedad, ya que es una
forma saludable de expresar emociones displacenteras. Escribir sobre tus
sentimientos puede ayudarte a identificarlos, así como a trazar posibles
acciones a tomar.
3. Busca apoyo
La ayuda de terceros es
esencial para reconocer aspectos que nosotros mismos no podemos advertir. Al
estar muy envueltos en pensamientos y emociones negativas nos cegamos. Una
mirada objetiva y externa ayuda a identificar cómo, cuándo y por qué te sientes
fuera de lugar.
La ayuda puede venir de un
profesional en salud mental, de seres queridos o de personas que te inspiren
confianza. Lo primordial es que te sientas seguro expresando lo que sientes y
que sean honestos contigo.
4. Sé agradecido
Sentirse fuera de lugar
conlleva insatisfacción. Si bien hay aspectos que no te llenan, siempre existen
otras razones por las que sentirse feliz y pleno. Estudios demuestran que
dedicar tiempo a agradecer eleva los niveles de bienestar y satisfacción. Esto
no significa que ignores lo que te molesta. En su lugar, ser agradecido implica
hacerse consciente de todo lo bueno que te rodea, por más pequeño que sea.
Estas cosas pueden ser tan sencillas como un día soleado, disfrutar del café
por las mañanas o un baño relajante.
5. Reconoce qué es lo que
quieres
Una vez que hayas identificado
cómo te sientes y las posibles causas de tu malestar, comienza a visualizar
dónde quieres estar y plantea vías para lograr lo que deseas. Sé ambicioso.
Piensa lo que quieres lograr en un mes, en 6 meses o en un año. Una vez que
elabores un plan de acción será mucho más fácil volver al rumbo.
6. Despréndete de personas y
lugares tóxicos
La vida es muy corta para
desperdiciarla con mala compañía o con situaciones que no te llenan. Identifica
aquellos seres que te hacen sentir mal y evítalos. Muchas veces puede ser
difícil porque se trata de gente muy querida. Lo mismo aplica para un trabajo,
actividad o lugar que no te satisface. Renunciar a nuestra zona de confort y
cambiar la rutina no es tarea fácil. Pero una vez que te atreves, no querrás
volver a donde te sentías fuera de lugar. No te conformes.
7. Sé tú mismo
Puede sonar bastante cliché,
pero en ocasiones es todo un reto. A pesar de que existen semejanzas entre las
personas, hay que tener en cuenta que cada una es un ser único e irrepetible.
Es común que algunos eviten
mostrarse genuinamente porque siente miedo a ser diferentes, al rechazo o al
señalamiento. Sin embargo, ocultar lo que somos conlleva un malestar mayor.
Vale la pena correr el riesgo
y mostrarnos auténticos. Si en el proceso sientes que no perteneces, busca
otros compañeros o ambientes.
Siempre está en nuestras manos.
Para dejar de sentirse fuera
de lugar es esencial que pongamos la lupa sobre nosotros mismos y las
circunstancias. Es importante que seamos conscientes de cómo se presenta el
malestar, qué lo causa y qué soluciones son las más adecuadas. Ten en cuenta
que mejorar la situación depende en gran medida de nosotros.
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