Los tres últimos deseos de
Alejandro Magno
Encontrándose
al borde de la muerte, Alejandro convocó a sus generales y les comunicó sus tres
últimos deseos:
- Que su ataúd fuese llevado en hombros y transportado por los propios médicos de la época.
- Que los tesoros que había conquistado (plata, oro, piedras preciosas... ), fueran esparcidos por el camino hasta su tumba, y...
- Que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd, y a la vista de todos.
Uno de sus generales, asombrado por tan insólitos deseos, le preguntó a Alejandro cuáles eran sus razones.
Alejandro contestó al general:
- Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd para así mostrar que ellos no tienen, ante la muerte, el poder de curar.
- Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver que los bienes materiales aquí conquistados, aquí permanecen.
- Quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos.
“EL TIEMPO” es el tesoro más valioso que tenemos
El valor del tiempo
Es importante conocer el valor del tiempo, puesto que
el tiempo es vida. Por ello no debemos malgastar nuestro tiempo en cosas que no
sean de beneficio para uno mismo, para nuestra familia, para la sociedad o para
la humanidad en general.
Si existe algo que debemos apreciar en nuestra vida es
el tiempo. Apreciarlo, por su importancia y porque su incorrecta gestión, puede
influir negativamente en la toma de decisiones, en el trabajo realizado, en
abordar nuevas o viejas relaciones y en definitiva, en la marcha de nuestra
vida.
El tiempo es inflexible, pasa y no se detiene, aunque
a veces tengamos la sensación de todo lo contrario. Es, en apariencia, una
variable que no podemos modificar. No podemos, alargarlo, estirarlo, comprarlo
o detenerlo. Sin embargo, podemos llegar a controlarlo.
Seguro que cualquiera conoce a personas excesivamente
atareadas, cargadas de trabajo que exclaman una y otra vez "no tengo
tiempo", "me faltan horas" y expresiones parecidas. ¿Es el
tiempo el que nos controla o podemos controlarlo nosotros a él? Esa es la
cuestión que cualquier persona debería plantearse.
En nuestra vida las actividades deben ordenarse de
acuerdo a su nivel de importancia, en primer lugar debe ser realizado lo
importante, en segundo lugar lo urgente. Si actuamos en el orden inverso nunca
lo urgente nos permitirá realizar lo importante, y así aquello que valoramos
será postergado y posiblemente nunca se realizará.
El tiempo posee ciertas características, entre las
cuales destacan las siguientes:
1º El tiempo pasa rápidamente.
2ª El tiempo que ha pasado nunca retornará, ni puede
ser compensado.
3ª El tiempo es la cosa más preciosa que poseemos.
De hecho, perder el tiempo es mucho más peligroso
que malgastar el dinero, porque a diferencia del dinero el tiempo no puede
ser compensado. Tener tiempo libre es una bendición a menudo pasada por alto,
y no apreciada por mucha gente. Un viejo proverbio Sufí dice: “Hay dos
favores de la providencia que son olvidados por muchos: la salud y el tiempo
libre.”
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Esto indica lo importante que es hacer todo lo posible
para hacer del tiempo el mejor uso posible y en cosas útiles. Es por ello que
para ganar el juego de la vida es necesario realizar un plan realista que nos ayude
a lograr nuestros objetivos y responsabilidades, incluyendo también lugar para
el relax y el esparcimiento, pues trabajar nada más sin esparcimiento nos hace
poco eficientes.
La esencia de la administración del tiempo no está en
vigilar nuestro reloj constantemente, en mantener horarios rígidos, o en
completar cualquier tarea en el menor tiempo posible. Lo verdaderamente
importante es asegurarnos que nuestras actividades diarias, nuestras acciones y
metas a corto plazo están fundamentadas en los valores, sueños y metas a largo
plazo que queremos que guíen nuestras vidas.
De nada nos sirve ser eficientes en nuestras
actividades diarias si éstas no nos están ayudando a materializar nuestros
sueños o vivenciar nuestros valores. Es más, es posible ser muy eficiente en el
desarrollo de nuestras actividades diarias y aun así ser poco productivos y
experimentar frustración en nuestras vidas.
Einstein decía que el tiempo es una secuencia de
eventos en la cual estos eventos, estos acontecimientos, ocurren uno tras otro,
del pasado al presente, al futuro. Esta es una de las definiciones más
completas y prácticas, puesto que identifica el elemento o la unidad básica del
tiempo: los eventos. Así que la clave para administrar el tiempo con éxito no
es administrar horas, minutos o segundos, sino administrarnos nosotros mismos y
administrar nuestras acciones.
Entonces, si deseas comenzar a tomar control de
tu tiempo y tu vida, te voy a sugerir los siguientes tres pasos:
1. Toma un pedazo de papel y un lápiz y comienza por
identificar aquellos sueños y metas que deseas alcanzar y por los que
estás dispuesto a trabajar por el resto de tu vida, si fuese necesario. En
otras palabras, aquellas cosas que son realmente importantes para ti. Asegúrate
que todas las áreas de tu vida se encuentren representadas en esta lista.
2. Asigna una fecha para la cual te gustaría ver
realizada cada una de estas metas. No te preocupes si esta fecha está a dos o
más años de distancia. Recuerda que aquello verdaderamente importante tomará
tiempo.
3. Identifica todas las metas a corto plazo, objetivos
intermedios, acciones y actividades que puedas llevar a cabo a diario, que te
puedan ayudar a alcanzar tus metas mayores. Este es uno de los pasos más
importantes. Una gran meta que no pueda traducirse en actividades diarias no
tiene ningún sentido, ya que son las actividades diarias las que producirán
acción.
Sólo si das estos tres pasos y actúas, podrás estar
seguro que hay una correspondencia entre tus actividades diarias, sueños, metas
y valores. Recuerda que sólo cuando tus actividades diarias estén de acuerdo
con tus prioridades más importantes, podrás experimentar un verdadero
equilibrio en tu vida.
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