La
astrología es una disciplina ancestral que está íntimamente ligada a la
práctica médica en el Tíbet. En la actualidad, aún continúa aplicándose para
asistir en el diagnóstico de enfermedades y determinar los momentos más
auspiciosos para la preparación y la administración de remedios. Incluso se
suele consultar al astrólogo en cuestiones de estado, así como en momentos
cruciales en la vida como el nacimiento, el matrimonio y la muerte.
De
acuerdo a lo publicado en el libro Calendario de Astrología Tibetana de Stephen
Hodge, las bases de esta disciplina ancestral surgen de las enseñanzas del Buda
Iluminado, fundamentadas en la creencia de que existe un patrón de causas y
efectos interdependientes que gobierna todo el universo, incluidas nuestras
vidas.
Nacido
como príncipe en el siglo quinto AC (antes de Cristo), Gautama fue el hombre
predestinado a convertirse en el Buda. Emprendió su camino en la búsqueda de
las respuestas a la infelicidad y la desdicha humana y en una pequeña aldea a
las orillas del río Nairanjana, un afluente del Ganges, se sentó en el suelo
con la firme intención de no volver a levantarse hasta no encontrar la
liberación y la Iluminación y al amanecer del día siguiente la encontró. Desde
entonces fue conocido como Buda Iluminado
"El
Iluminado" enseñó que si se sabe cómo se ha producido algo se puede evitar
que vuelva a suceder. De este modo se puede romper la cadena del Karma o el
poder motivacional que subyace a todo acto y lo que resulta de cada acto, es
decir, si la motivación de un acto es negativa el resultado también lo será,
por el contrario si la motivación es positiva el resultado también lo será.
De
acuerdo a la ley de karma, los planetas operan como un símbolo o una energía,
pero no como una fuerza originadora. No dictan, sino que indican las energías
que están en juego en cualquier situación en un momento determinado de nuestras
vidas.
La
Astrología Tibetana presenta una fascinante perspectiva que combinada a la
occidental, la cual trabaja con los signos zodiacales de Aires, Tauro, Géminis,
etc., puede significar el matrimonio de una maravillosa aventura espiritual en
el camino del conocimiento personal, y porque no, de la iluminación.
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