La aceptación es una parte tan importante de la felicidad, la satisfacción, la salud y el crecimiento que hay gente que la llama " la primera ley del espíritu”.
El mundo sigue adelante, la gente hace lo que hace, las cosas hacen lo que hacen y, la mayor parte del tiempo nuestra única opción es: "¿Lo acepto, o no?" Si lo aceptamos, fluimos con todo. Le permitimos a la vida que haga lo que ya está haciendo.
Si rehusamos aceptarlo, generalmente sentimos presión, dolor, frustración, ansiedad y enfermedad. Tenemos conflicto con lo que es. El conflicto, en su mayor parte, sucede dentro nuestro donde hace más daño.
Aceptar no es lo mismo que gustar o estar feliz con algo, o aun tolerar. Es simplemente ver algo como es y decir: " Así es". Es ver lo que está pasando y decir: " Eso es lo que está pasando”.
Aceptar es darse cuenta que hacer otra cosa más que aceptar es (A) doloroso y (B) inútil. A través de no aceptar tratamos de controlar al mundo. Queremos que nuestros "tendría”, "debería" y nuestras exigencias gobiernen el mundo. No funciona así. Sencillamente, no funciona así.
Para probar lo inútil que es el conflicto de tratar de controlar el mundo, levantase mañana a las 4 de la mañana y trate de hacer que el sol no salga. Peléelo. No va a lograr demorar su salida ni una fracción de segundo.
Tal vez no quiere controlar el movimiento del planeta; quiere nada mas controlar el mundo a su alrededor. Buena Suerte. La verdad es que, a veces, no podemos controlarnos a nosotros mismos esa parte del universo sobre la que tenemos una autoridad más directa. Si no podemos controlar nuestros propios pensamientos, sentimientos y reacciones físicas, ¿cómo es que tenemos la esperanza de controlar a los demás?
La naturaleza continua siendo la naturaleza en su propia forma natural. Tenemos muy poco control sobre ella. ¿Sobre qué tenemos control? Sobre nosotros mismos. El espacio contenido dentro de la piel de nuestro cuerpo. Podemos trabajar para mejorar ese ambiente, inculcarle amor, hacerlo más especifico y maravilloso. Ya eso es un proyecto para toda la vida, y uno realmente valioso.
El resto el ambiente externo hace lo que hace. No hay mucho más que hacer que decir: Esta haciendo lo que está haciendo. Si queremos aceptar algo, el mejor punto de partida es la aceptación. El escultor comienza por aceptar el pedazo de mármol como es, y luego le quita todo lo que no sea una estatua. Cuando le preguntaron cómo esculpir un caballo, un artista contesto: "Veo el caballo en la piedra, luego elimino todo lo que no sea el caballo".
El David de Miguel Ángel fue esculpido en un bloque de mármol fallado. Otro escultor había comenzado a trabajar en el bloque, y lo había abandonado. Tenía una raja profunda en un costado, por lo que, durante décadas, los escultores la habían considerado "inaceptable". Miguel Ángel, sin embargo, acepto el mármol con raja y todo y creó una de las maravillas de la humanidad.
Comenzamos con aceptación, y la usamos de punto de partida. Esto incluye la aceptación de nosotros mismos. Somos, por favor recuerde, una parte de la naturaleza. Podemos ser tan contrarios como una tormenta en un picnic. La parte "natural" en nosotros tiene su propio ritmo, tiempo y plan. Mientras trabajamos para controlar a este "animal”, necesitamos aprender a aceptarlo.
Esa parte "natural" nuestra es la que la mayoría llama cuerpo, y es correcto llamarla así, siempre que se acuerde de que el cuerpo incluye el cerebro que piensa los pensamientos y los nervios que sienten los sentimientos. Los pensamientos y los sentimientos son una parte necesaria del animal humano.
Nuestra parte "natural" piensa que la Respuesta Pelea-Huida es sensacional. La genética se lo ha confirmado. Ahora necesitamos convencerla gradualmente que la Respuesta Amor-Aceptación es más valiosa para su sobre vivencia como animal. Y también lo hace sentirse mejor.
Ese proceso de convencer" es lo que llamamos educación. El origen de la palabra es educare, "guiar desde adentro, en lugar de un proceso de guía externo.
En el proceso de enseñar--aceptación, debemos practicar aceptación. Dese un buen ejemplo a sí mismo. Aprenda a aceptar lo que hace. Esto, por supuesto, no es una carta blanca para aplastar todo lo que le rodea, o para herirse a sí mismo. Es simplemente darse cuenta que, siendo humanos, vamos a hacer cosas que no nos van a gustar (y por "hacer" queremos decir todos los niveles de hacer, incluyendo pensamientos y sentimientos), y ya que estamos vale la pena que los aceptemos a ellos también.
Aprenda a aceptar aun su falta de aceptación. Cuando no está aceptando algo, acepte lo que no está aceptando. ¿No puede aceptar su falta de aceptación? Entonces acepte el hecho de que no puede aceptar su falta de aceptación. Si las cosas malas, como la culpa, se pueden apilar en capas (culpa sobre culpa por sentirse culpable), también se pueden apilar las cosas buenas (aceptar que no puede aceptar su falta de aceptación).
Si, se pone cómico, y ciertamente puede ser cómico. Esa es una característica de la aceptación: una sensación de aligeramiento. A medida que acepta el peso, comienza a sentir "la insoportable ligereza del ser". Acéptela también.
Con la aceptación, uno no puede poner algunas cosas a un lado y decir: "Estas las aceptare, pero estas no". La aceptación es incondicional. Le puede gustar una cosa más que otro eso es una preferencia, y está bien pero aceptar es no exceptuar nada. (En realidad, es más fácil así. No tiene que recordar lo que va a aceptar y lo que no. Si esta allí, lo acepta. Sencillo.)
Planee periodos de aceptación durante el día. Dese un periodo de aceptación ahora mismo. Acepte todo lo que hay a su alrededor, dentro suyo, todo en todos lados. Acepte sus pensamientos. Acepte sus pensamientos sobre sus pensamientos. Acepte sus pensamientos sobre sus pensamientos sobre sus pensamientos. Acepte cualquier sentimiento que tenga, cualquier sensación en su cuerpo. No trate de cambiar nada tratar de aceptar es una forma de no aceptar.
Acepte lo que lo rodea, su ambiente físico. Acepte la habitación, los muebles, olores, sonidos, ocupantes. También acepte sus pensamientos sobre lo que no le rodea. (Si es algo que no está allí, es un pensamiento, un recuerdo, o un poquito de fantasía.) Acepte sus recuerdos y sus fantasías y sus exigencias y sus "tiene que" sobre como "debería" ser.
Acepte todas las cosas que hizo y desearía no haber hecho, y todas las cosas que no hizo y desearía haber hecho. Tome nota que esas decisiones sobre lo que está bien y lo que no está bien sobre una actividad (o una falta de actividad) son pensamientos también. Aceptar los pensamientos incluyendo los negativos es un paso importante hacia el logro de una mayor alegría.
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